La construcción comenzó en 1882 con un estilo neogótico. Un año después el proyecto fue puesto en manos de Gaudí, quien lo replanteó por completo. Gaudí diseñó un templo excepcional e innovador que iba a estar compuesto por 18 torres, aunque finalmente sólo tuvo tiempo de crear una de ellas antes de su muerte.
Aunque aún no está terminada, la Sagrada Familia es un exuberante templo cargado de simbolismo religioso.
Para diseñar el interior, Gaudí se inspiró en las formas de la naturaleza, creando columnas con forma de tronco de árbol que convierten el interior del templo en un enorme bosque de piedra.
El arquitecto decidió doce de las torres a los Apóstoles, cuatro a los Evangelistas, una a María y otra a Jesús. Cada una de ellas está dotada de diferente altura en función de la jerarquía religiosa que representan.
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